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Editorial

Primer recorrido nudista en un museo

16/05/2018

Primer recorrido nudista en un museo

Aunque en el arte la desnudez es uno de los recursos más socorridos, en la vida real es lo menos aceptable que puede haber; pero quizás esto cambie pronto.

 

Para muchas personas la experiencia de entrar por primera vez a un museo suele ser un viaje hacia lo desconocido. No es que estos individuos no hayan recorrido antes alguna galería o una exposición; muchos fuimos llevados en viajes escolares a recintos en donde el arte era el elemento principal; sin embargo, conforme crecimos, nuestro interés se centró en expresiones más específicas: fotografía, pintura o grabados; absolutamente cualquier expresión que hiciera referencia a nuestros sentimientos y emociones fue, y sigue siendo, un pretexto perfecto para visitar un museo.

 

 

Para saber que somos nosotros y nuestros propios cuerpos los que aparecen retratados en estas imágenes no hace falta un gran discurso; para apreciar su belleza y delicadeza mucho menos.

 

 

 

 

En otro museo de París, el Palais de Tokyo, la desnudez se convirtió en un tema recurrente; sólo que esta vez no se encontraría colgando de las paredes, sino caminando entre sus pasillos justo como lo que es: la cosa más natural en este mundo. Preocupados por la hipocresía que existe entre el arte y la cotidianidad en materia de desnudos, un grupo nudista organizó un paseo por el museo unas horas antes de que éste comenzara su horario con mayor número de visitas. De este modo los desnudos y los pudorosos no se mezclarían, pero de un modo u otro ambos convivirían en un ambiente de absoluto equilibrio.

 

Dicha iniciativa es parte de una serie de acciones que pretenden convencer al gobierno francés de abrir parques y restaurantes nudistas, mismos que hasta ahora han sido prohibidos por ser considerados inmorales y de mal gusto. Los aficionados al no usar ropa, afirman estar cansados de que sólo se les otorguen espacios en playas y específicamente en el verano, pues frente a sus ojos ésta es una forma de discriminación que no puede seguir existiendo.

 

 

 

Las fotografías de estos espectadores revelan algo completamente enigmático. Mientras observaban gustosos la exposición Discordia, los nudistas se convirtieron en una obra de arte que desafió, sin lugar a dudas, los estándares artísticos de la población más conservadora de París y además les demostraron que todo el arte que necesitan conocer se encuentra encerrado en ellos mismos,

 

 

Probablemente las peticiones de este grupo tarden un poco en ser cumplidas. Tal vez lo hagan por la vía del activismo, pero si de algo podemos estar seguros es que éste comenzó gracias al arte y eso es algo que definitivamente no tiene precio.